AGUA DE MANZANA
Adaptación: J. J. Nuñez
Un
día, Aenar, hijo de Godrod, el granjero, se le presentó furioso para contarle que
estaba decidido ir donde Thorbal, un muchacho de la tribu rival para tomar
venganza ya que éste lo había ofendido gravemente. Le contó que quería ir inmediatamente
y matarlo sin piedad, tal y como era acostumbrado entre la gente de las blancas
estepas.
Godrod
escuchó atentamente a su hijo y cuando éste terminó, le dijo:
-
Aenar, estoy de acuerdo
contigo, razones no te faltan para ir y tomar venganza. Ve hijo, pero antes, necesito
que me hagas un favor, lleva esta canasta y recolecta los frutos del manzano,
por favor tráela llena.
Aenar
aún enfadado y refunfuñando, cargó la canasta hacia el manzano que quedaba en
una empinada loma en el huerto de su padre. Tardó poco más de una hora en llenarla,
ya que los frutos se hallaban en lo alto de la copa. Luego, al regreso, decidió
hablar de nuevo con su padre, quería decirle que lo había pensado mejor y que
era exagerado matar a Thorbal, por lo que le daría una brutal golpiza para
aleccionarle y no olvide el mal que le había hecho.
El
padre, le escuchó y al igual que antes aprobó su decisión, pero, ya que había
cambiado de parecer, le pidió escoger unas cuantas manzanas y cortarlas en
trozos.
Esta
vez Aenar cumplió la tarea en menos tiempo y con mejor ánimo. Después regresó
donde su padre y le dijo que había considerado que también era exagerado
golpear a Thorbal, pero iría a conversar con él para reprocharle su mala
conducta y dejarlo en vergüenza ante todos. Godrod, le escuchó como siempre,
con esa bondad de padre, pero al igual que antes ya que había cambiado de
opinión le pidió hervir agua con los trozos de manzana que había cortado.
Aenar,
mucho más tranquilo fue a hacer la labor que su padre le había encomendado,
viendo como se diluía su odio inicial con el hervor del agua de manzana. Al
terminar, volvió donde su padre y le dijo:
-
Padre, lo he pensado mejor
y me ofusqué por razones incorrectas, Iré donde Thorbal y haré las paces, será
mejor recuperar su amistad, él ya tendrá tiempo de arrepentirse y ver el mal
que ha hecho. –
Antes
de que Aenar se fuera, Godrod, le había preparado una jarra con agua de manzana
para que no fuera con las manos vacías y pudieran conversar con toda la
tranquilidad como lo hacen dos amigos.
El
odio nos hace hacer cosas que nos hunden en la vorágine del dolor y lo estéril,
en cambio, si nos tomamos un tiempo y dejamos que nuestro corazón hable, éste
nos mostrará el camino a la redención.
Y así, mi palabra, fue rodando como
piedra en torrente. He narrado para la memoria de la buena gente.
Muy interesante su cuento, deja una gran lección. Cuando se trata de emociones, el tiempo es el mejor consejero. Saludos.
ResponderEliminarReflexionar junto a una jarra de agua fresca de manzana o cualquier bebida, alerta los sentidos, da amplitud al panorama y agudiza la visión... definitivamente vivimos en tiempos ajenos... un abrazo Jimena y que tengas muy buenos vientos!!
EliminarEs un relato que me gusta por dos motivos, por el contenido y la forma. Me hace reflexionar, pero también me transporta a una época mítica, con toda esa magia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
HD
Es inevitable sentirse nostálgico de aquellas épocas, donde uno, con los años, se convertía en artesano de la palabra, sabio, reflexivo... Afortunadamente un poco de esa magia aun vive en nosotros. Un fuerte abrazo Humberto y que tengas muy buenos vientos!!
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