ERASE UN BOSQUE
La hija de la Luna volaba sobre el bosque bañado de luz de plata. Las
luciérnagas brillaban a su paso y transformaban el ambiente en un mar de constelaciones
cósmicas. Ella junto las hadas, cantaban al son del violín de los grillos. Las plantas
reverdecían, la flora se renovaba, todo se cubría de rocío y la paz bailaba
serena.
El leñador inconforme, quien día a día, tumbaba árboles más de lo necesario, buscaba ganar dinero para adquirir cosas que no necesitaba. Siempre instaba a los demás seguir su ejemplo. Sin embargo, los demás leñadores no le escuchaban. A pesar de sus carencias, ellos talaban sólo lo necesario, ya que el
bosque proveía de plantas y frutas. Por ello, la hija de la Luna, al ver que pasaban por duras penas para cumplir sus sueños, plantó un árbol
con hojas de oro.
Los hombres se pusieron muy contentos, ya no había necesidad de regresar
al bosque, las hojas del maravilloso árbol eran más que suficientes para
satisfacer las necesidades de todos. Pero apareció el leñador inconforme y envenenó
sus corazones. «Nos merecemos más» decía, instándolos a tomar del árbol más
hojas de las que debían. Esta vez, le hicieron caso y dejaron las ramas totalmente desnudas.
Al creer que su interior estaba hecho de oro, un día, mataron al árbol y como
no encontraron otra cosa que no fuera madera, decidieron regresar al bosque, pero
esta vez a talar indiscriminadamente, ya que sus nuevas vidas se lo exigían.
Después
de unos meses y poco a poco, el camino hacia el bosque, se convirtió en un
sendero donde las plantas y el trinar de las aves se encontraron ausentes. El
cielo tenía un color naranja muy inquietante. Los leñadores empezaron a
preguntarse si estaban haciendo lo correcto. Pero el leñador inconforme los instó a
seguir: « ¡Nos merecemos más! ».
Así pues, continuaron hasta que del bosque solo quedó una vasta extensión
de tierra agrietada con muñones inertes de árboles caídos. El cielo se había
vuelto rojo y la tierra enfermó. Entonces la peste asoló al pueblo. Los hombres sucumbían de hambre, sed
y miseria. El leñador inconforme, quien a pesar de haber logrado una fortuna, yacía agonizante sobre su lecho. Entonces la hija de la luna se le presentó.
-Cuando el último de ustedes muera, la tierra se vestirá de fiesta y un
nuevo bosque, tan hermoso y lleno de vida como el que hubo, nacerá. La memoria
de los árboles se olvidará que existieron. Los grillos tocarán violines y las
hadas cantarán. La paz serena danzará sobre sus cenizas. El que se aleja de la
cadena de la vida, se aleja para siempre.
-Sálvanos -imploró-. Nos lo merecemos.
-El árbol, el bosque y todo cuanto les rodeaba fue puesto para darles felicidad. Quien quiere más de lo que tiene, merece menos de lo que pide. -suspiró-. Para vivir feliz, sólo hay que saber decir: me basta.
Me encanta el verde. El verde es lo mejor. Es de lo único que acepto sermón y moraleja. y pues ya era hora de reactivarse ¿no?
ResponderEliminarGracias Edgar!!! A veces viene bien un poco de descanso para llenarse de nuevas historias. Un fuerte abrazo!!!
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