DETRÁS DEL ESPEJO
Autor: J. J. Nuñez
La
pequeña Vinhá, acariciaba los frescos pero inquietos años de su vida. Gustaba
jugar con las marmotas en la verde pradera y hundir sus pies en las cristalinas
aguas del arroyo Brann. Sus padres estaban muy orgullosos de ella, porque
además de ser muy inteligente, tenía la nobleza de las princesas de antaño. Un día,
mientras paseaba entre los arboles del Bosquemedio, descubrió un gigantesco
lobo, merodeando los alrededores. Comenzaba a llover. Al descubrir a la
pequeña, raudamente acorraló a la pequeña y Helax, que así se llamaba el Gran
Lobo, le dijo:
-
¡Entrégate a la muerte!
-
No. –
respiró hondamente. - ¿Cómo puedo ser tomada por los
vivos?
-
¿Qué? -
-
Usted habla de la muerte, quien
es un visitante breve de nuestro mundo, un
aullido espectral que se alimenta
de la vida mortal. Sin embargo, aquí está Usted
parado frente a mí, respirando el mismo aire y se siente
tan vivo y tan real como yo. Pero la muerte no entiende eso.
-
¿Acaso no temes morir? -
-
Un antiguo sabio de las
tierras del Siran, dijo: "La muerte no debería
molestarnos, ya que cuando estamos vivos, la muerte no es y cuando la muerte
está presente, ya no somos". –
El
lobo confundido y conmovido a la vez por la sabiduría de la niña, retrocedió
unos pasos y se marchó sin decir nada.
Años pasaron y una joven Vinhá se encontraba
arrastrándose sobre la pradera, mortalmente herida. Una horda de salvajes que iba
en dirección a su aldea la atacó. El lobo se le acercó.
-
Entonces… ¿Te entregarás a
la muerte? -
-
No. – dijo con un hilo de
voz. – Mi alma siempre ha sido libre. Entiende que la existencia es corta. El
camino es largo. Pero la vida, es eterna.
-
Vinhá ¿Tú sigues?...
-
Seguiré hasta el último
aliento, hasta alcanzar a mi familia y a los míos y llevarlos a salvo del
peligro que les acecha… debo… seguir… -
El
Gran lobo de los bosques, conmovido nuevamente por el coraje de Vinhá, la
convirtió en un halcón de aguda y vivaz mirada.
-
¡Vuela, Pequeña Vinhá! – gritó.
Y
Vinhá, voló velozmente en dirección a la aldea. Con el favor de los vientos, pudo
anteceder a los bárbaros y se les presentó a sus padres previniéndoles del
peligro. Inmediatamente avisaron a los demás y escaparon justo a tiempo por la
senda que el halcón les indicó.
Una vez
y todos a salvo, el halcón sobre el verde césped, recuperó su forma humana y
apareciendo el Gran Lobo, le sonrió por última vez y cerró los ojos para
siempre.
-
…Tú eres digna de la vida. – y
lloró.
Como
recompensa, el Gran Lobo la llevó a vivir junto al espíritu de la madre Tierra
y desde allí vigila a los hombres de buen corazón, presentándoseles en momentos
difíciles y de duda, para guiarles a la luz.
Dedicado para mi sobrina Lucía.
Eres un Halcón.
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